Un viaje por ARCA Catenaria: Innovación, crecimiento y futuro
- Corporativo

Hay algo hipnótico en el sonido de un tren en marcha. El zumbido de la electricidad recorriendo la catenaria, el balanceo rítmico de los vagones, la sensación de que, al subir a bordo, uno se convierte en parte de una historia que avanza. Me he pasado la vida recorriendo vías y observando el mundo a través de un cristal. Pero hay algo que pocos ven: detrás de cada trayecto hay un sinfín de piezas, cables y estructuras que hacen posible el movimiento. Y entre todas ellas, la catenaria es el hilo invisible que conecta distancias. Hoy, mi viaje me lleva a descubrir la historia de quienes la han perfeccionado, innovado y llevado más allá de las fronteras: ARCA Catenaria.
El punto de partida: los primeros pasos de ARCA
Cada gran viaje tiene un punto de partida, y el de ARCA Catenaria comenzó en 2008, en el País Vasco, tierra de industria y tradición ferroviaria. En aquel entonces, el sector ferroviario demandaba soluciones de electrificación más eficientes y adaptadas a la modernización de las infraestructuras. Fue entonces cuando la familia Arruti decidió dar el primer paso, fundando Arruti Catenaria en Munguía, un enclave estratégico cerca del puerto y el aeropuerto de Bilbao. No era solo una empresa más: era una apuesta por el futuro.
Desde el primer día, Arruti Catenaria entendió que no se trataba solo de fabricar componentes, sino de diseñar soluciones que hicieran posible cada trayecto. Los primeros proyectos comenzaron en casa, en España, donde la empresa empezó a ganar reconocimiento. Pero nadie imaginaba lo que vendría después. En 2013, llegaron los primeros pedidos internacionales desde Francia y Marruecos, marcando el inicio de su expansión global. Cada nuevo destino era un reto, pero también la confirmación de que algo se estaba haciendo bien: su nombre resonaba en los grandes proyectos ferroviarios del mundo.

Cambiando de paisaje: la consolidación internacional
En 2022, Arruti Catenaria se convirtió en ARCA Catenaria, una nueva identidad para una empresa que, lejos de detenerse, seguía avanzando. Hoy, 16 años después, miro a través del cristal del tren y veo el reflejo de cómo la ingeniería y la innovación han abierto camino. Un camino que ya cruza más de 20 países alrededor del mundo.
Cada viaje tiene un punto donde el paisaje cambia. Para ARCA Catenaria, ese momento llegó cuando crecer dejó de ser una promesa y se convirtió en una realidad. Francia, Marruecos, Reino Unido, Arabia Saudí… nuevos mercados que abrían sus puertas a una empresa que ofrecía mucho más que cables y estructuras: conocimiento, flexibilidad y soluciones diseñadas para cada proyecto.
Superando obstáculos: adaptarse para avanzar
Sin duda no fue un camino fácil. Cada país tenía sus propias normativas, sus propios desafíos técnicos, sus propias formas de entender el ferrocarril. Pero ahí es donde ARCA encontró su verdadera fortaleza: la capacidad de escuchar, adaptarse, y de comprender cada mercado. Para después ofrecer algo más que producto. Desarrollo a medida, innovación aplicada, y un compromiso que iba más allá de la venta. Pero la expansión no fue solo geográfica, sino también tecnológica. Mientras el mundo ferroviario avanzaba hacia sistemas más sostenibles, ARCA evolucionaba con él, diseñando infraestructuras más eficientes y seguras.
Si algo he aprendido en este trayecto es que no es lo mismo fabricar que transformar. No es lo mismo vender que acompañar. Porque el verdadero impacto no está solo en lo que se construye, sino en cómo se integra en el entorno, en la seguridad que aporta y en la confianza de quienes lo utilizan.

Kilómetros de experiencia: Los proyectos que han marcado el camino
Recuerdo la primera vez que escuché hablar del Tren Maya. Un ambicioso proyecto que recorrería más de 1,440 km de selvas, ciudades y zonas arqueológicas. Una infraestructura que requería soluciones eficientes, confiables y listas en tiempos ajustados. Un desafío que vi a ARCA afrontar con la experiencia y solidez que le caracteriza.
Pero este no ha sido el único. ARCA ha seguido trazando su camino en proyectos de alrededor del mundo. Desde la ejecución de los tranvías de Antalya, Izmir y Kayseri en Turquia, hasta la imponente infraestructura del túnel Follo Line en Noruega, pasando por la electrificación de la red ferroviaria de SNCF en Francia. Distintos escenarios, distintos desafíos, pero un mismo compromiso.

Excelencia en cada detalle: el compromiso con la calidad
Mi experiencia viajera me ha enseñado a distinguir lo que reamente importa: y no son ni la velocidad del tren ni la modernidad de sus vagones, sino la seguridad de cada trayecto. Un tren solo es tan confiable como las infraestructuras que lo sostienen. Y ahí es donde ARCA Catenaria aprendió que era imprescindible: cada componente que salía de sus instalaciones no solo debía cumplir con la norma ISO 9001, sino garantizar la fiabilidad que cada trayecto exige. Porque la calidad no es solo un estándar, es el pilar sobre el que se construye la confianza en cada kilómetro de vía.
Hacia un futuro más sostenible
Y si la calidad define la seguridad del viaje, la sostenibilidad define su impacto. He cruzado ciudades envueltas en humo y paisajes donde el aire parece pesar menos. He visto autopistas saturadas, pero también he visto trenes deslizándose en silencio. Y si algo tengo claro después de tantos trayectos es que el ferrocarril no es solo un medio de transporte, sino una apuesta por el futuro.
Pocos lo saben, pero el tren es el sistema de movilidad con menor huella de carbono: apenas un 0,5% de las emisiones totales de CO₂ por pasajero. Por eso, Europa ha puesto sus ojos en su electrificación como pieza clave para alcanzar la neutralidad en carbono en 2050.
ARCA Catenaria lo entendió desde el principio y cada vez más gente le da la razón.
Creciendo, pero sin perder el rumbo
Finalmente, lo que un día fueron sueños, hoy son realidades. Mientras el mundo busca reducir su impacto, la catenaria sigue tendiéndose sobre nuestras cabezas, silenciosa pero imprescindible. Y mientras tanto, la actividad de ARCA sigue creciendo. Tanto, que en 2023 tuvieron que trasladarse a una nueva planta de 4.500 m² y cuentan con planes en marcha para sumar otra instalación junto con nueva maquinaria para reforzar la producción.
Pero mis ojos son testigos de que ARCA sigue siendo la misma. Un equipo compacto que ha convertido el compromiso en su mayor fortaleza. En lugar de crecer sin control, han apostado por una estructura ágil y una red de proveedores locales que les permite adaptarse con rapidez sin perder su esencia.
Ahora lo veo partir hacia un nuevo destino: situarse entre las cuatro empresas más importantes del mundo en suministro de material de catenaria. No es una ambición vacía, es el reflejo de un viaje que comenzó hace años y que, lejos de detenerse, sigue avanzando sobre raíles firmes.»
También puedes leer una entrevista sobre nuestra historia en Cinco días.